• La historia del pesebre de la señora Rocío Zúñiga en San Lorenzo
Ciudad Juárez.- Cada diciembre, la esquina del barrio de San Lorenzo se ilumina con un nacimiento que ya es conocido por vecinos, visitantes y curiosos.
No es un nacimiento cualquiera, más de 200 piezas dan vida al pesebre que, desde hace tres décadas, arma con dedicación la señora Zúñiga, propietaria de una tienda de abarrotes que se ha convertido en punto de reunión durante la temporada navideña.
Su nacimiento es, para muchos, un recordatorio viviente de una tradición profundamente arraigada en la cultura mexicana.
*La tradición de los nacimientos en México*
una herencia de siglos
Los nacimientos o pesebres son una de las expresiones más queridas de la Navidad mexicana.
Su origen se remonta al siglo XIII, cuando San Francisco de Asís recreó por primera vez la escena del nacimiento de Jesús para acercar la historia cristiana al pueblo sencillo. Con la llegada de los frailes franciscanos a la Nueva España, esta tradición se expandió rápidamente en México, adaptándose a la identidad local.
En las casas mexicanas comenzaron a aparecer figuras elaboradas de barro, madera o cerámica; escenas con ríos de espejo, montañas de cartón, pastores con sombrero, mujeres con rebozo, animales del campo y hasta elementos locales como nopalitos, casitas de adobe y artesanías regionales.
Con el tiempo, cada familia fue imprimiendo su sello personal a la representación del nacimiento, convirtiéndolo en un ritual lleno de simbolismo, convivencia y devoción.
*La historia de la señora Zúñiga: 30 años construyendo un pesebre que ya es tradición*
La tradición de la señora Zúñiga comenzó hace más de 30 años, gracias a un detalle que cambió sus decembrinas para siempre. Un diciembre, al visitar a su suegra en Zacatecas, fue invitada a participar en la puesta y adoración del Niño Dios.
Ese momento, cuenta, la marcó profundamente.
Al finalizar la ceremonia, su suegra le regaló un pequeño nacimiento para que iniciara su propia tradición.
Aquellas figuras diminutas se convirtieron en el primer paso de una costumbre que con los años se transformó en orgullo familiar y comunitario.
“Cada pieza tiene un significado y me emociona colocarlas”, expresa la señora Zúñiga, quien conserva con cariño aquel primer nacimiento zacatecano.
Al año siguiente, ya impulsada por la ilusión, compró un nacimiento más grande en Plateros, pueblo famoso por su artesanía religiosa.
Desde entonces, año tras año, agrega nuevas figuras; pastores, animales, casitas, ángeles y personajes que encuentra en mercados, ferias y tiendas artesanales.
*Más de 200 piezas; entre fe, creatividad y tradición*
Colocar el nacimiento no es un acto improvisado.
Le lleva varios días limpiar, ordenar, montar estructuras, acomodar luces y decidir el lugar exacto de cada figura.
Lo instala afuera de su tienda para que todos puedan disfrutarlo.
El resultado es un paisaje navideño que sorprende por su riqueza visual;
pastores de distintos tamaños, animales que van desde borregos hasta camellos, casas que recrean un pequeño pueblo, ríos, montañas y caminos hechos con materiales reciclados, y, al centro, la Sagrada Familia.
Para los vecinos, el nacimiento de la señora Zúñiga es ya parte del espíritu navideño del barrio.
Algunos pasan para tomarse fotos; otros llevan a sus hijos para que conozcan la tradición; y hay quienes colaboran regalando alguna figura.
*Un legado que sigue vivo*
Lo que comenzó con un pequeño regalo de su suegra se ha convertido en una expresión de identidad comunitaria.
Para la señora Zúñiga, montar el nacimiento no es una obligación, sino un momento de profunda satisfacción: “Me llena de emoción hacerlo. Es mi manera de compartir la Navidad con todos”, dice con una sonrisa.
A través de su pesebre, la tradición de los nacimientos sigue viva en el corazón de San Lorenzo, recordando que, más allá de la decoración, estas representaciones son un testimonio de fe, familia e historia.
Una herencia que se renueva cada año y que, gracias a personas como ella, sigue iluminando la Navidad mexicana.